Sin Bozal… La letra con sangre entra
- Ricardo López
- 25 jul 2015
- 1 Min. de lectura

Eran tiempos en que el educando estaba autorizado para meter en cintura al alumno díscolo, donde la regla y el coscorrón, jugaban papel de primer orden. Con excelentes resultados, por cierto. Además, en caso de ausencia, aparecía el celebérrimo policía escolar Don Natalio Rojas de grato recuerdo en San Fernando de Atabapo: “Doña Jesusita, ese muchacho debe ir a clases”. Entonces usted era un desertor frustrado.
Traemos a colisión este recuerdo a pesar de la pavorosa pesadilla que vivimos en la patria de Bolívar. La peste roja no dejó piedra sobre piedra. Con el cuento de “socialismo” fuimos sepultados en un pozo sin fondo. Las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, jamás causaron el desastre que hoy padece un ex país llamado Venezuela: sin comida, medicinas, instituciones, seguridad, agricultura, entre otros; solo la hambruna roja es dueña y señora de nuestra ¡Patria Querida! Todo gracias al chavismo-madurismo-cabellismo-militarismo-castrismo; únicos culpables de la debacle económica y moral. Quince años de fracaso estruendoso son suficientes para tasar los pro y los contra de una gestión. Razón tenía el gran Albert Eistein cuando expresó: “sólo no tienen límites el Universo y la estupidez humana”.
Llegó la hora de la reconstrucción nacional y debemos empezar con la letra “D” de Democracia. En ningún caso tenemos que olvidar que este régimen primitivo, andrajoso y piojoso debe ser: pacífico, electoral, constitucional y democrático. Bien lo dijo su excelencia El Libertador: “La situación es extremadamente difícil, significa que estamos a punto de lograr la victoria”. Así será.
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