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ASALTANTES DE CAMINOS

  • Miguel Guape
  • 21 ago 2015
  • 2 Min. de lectura

Antes de comenzar a escribir cito textualmente un libro próximo a parecer:

“En el año 2015, con motivo de la extrema carestía de los artículos de primera necesidad en esta ciudad, los usuarios traen pañales, azúcar, harina pan, café, papel higiénico, toallas sanitarias en pequeña cantidad o alguito más para su mamá o hermana. Son decomisados y para lograr pasar algo, viene lo de “algo para los refrescos”. En algunas ocasiones, el chofer, les dice: “Para agilizar la requisa, metan en una caja algo de lo que traen y el que no, que meta algo de dinero”.

-No hay razón y lo peor del caso es que se invita a los atormentados pasajeros a unirnos y procesar la denuncia a los organismos competentes. La respuesta: “eso es una perdedera de tiempo; nadie nos hará caso y lo que podemos ganar es que los traten peor o se ensañen con algún familiar”

-Es el colmo del conformismo; de no quererse a sí mismo. Señores, el que “de miedo se muere de cagajón le hacen el entierro.”

(“Anécdotas y Retazos Históricos” de Abel Barrios).

Quería sacar a colación esta cita para que luego no digan que soy el primero que lo dice: En ninguna otra carretera del país decomisan las mercancías traídas del otras partes del país, salvo en Amazonas, donde somos tierra de nadie. No es contrabando porque este se hace entre dos o más países. Nuestro ejército es solamente de ocupación: aquí no vienen a controlar el contrabando y por el contrario, vienen a promoverlo.

He conocido casos como los siguientes: en la alcabala de Calabozo quitan hasta los pañales de los niños lactantes. De nada valen los gritos de los niños en los brazos de las madres, que lloran para que sean cambiados de pañales de nuevo, porque están sucios; en la de Puerto Páez quitan hasta las flechas de los indios y en Pozón y Provincial hasta exhiben los beneficios de los asaltos en la estanterías de las alcabalas de los guardias. Estos guardias son unos auténticos asaltantes de caminos como los de la Venezuela del siglo XIX y comienzos del XX. ¿Hasta cuándo los amazonenses vamos a aguantar esto? Cuando dicen con desfachatez: “Denúncieseme si les da la gana” “Vayan donde quieran”, significa que cuentan con el aval de sus superiores o sea su abuso constituye una política de estado y es una forma de desgobierno. ¡Ni cuando J.V. Gómez!

Así estamos en este país, en el cual nos estamos muriendo de hambre y los pobres amazonenses van al centro del país a buscar algo que comer. Y los militares aprovechan para asaltarlos en plena carretera.

Esto ocurre nada más en Amazonas. En otras partes del país aún pueden alimentarse libremente…cuando hay.

*Cronista de Atures


 
 
 

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